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23 de junio de 2010

Capítulo IV

Alien... I Need U Love; Capítulo 4



No pude evitar morder mi labio al verle así de cerca, algo en mí se activó, mi cuerpo comenzó a temblar, pero no precisamente de miedo, estaba nerviosa de él, su mirada me aturdía, hacia que pensase sin pensar, que todo lo que estaba a mi alrededor no importase ni en lo mas mínimo. Sonrió justo antes de alzar su vista e irse sobre lo que asumo, era lo que me perseguía. Oí como él gritaba con furia y un golpe seco lograba callar los gruñidos de aquel ser.


Varios árboles cayeron mientras intentaba reincorporarme, pude divisar a un gran animal que parecía ser un lobo, yacía entre las ramas y el moho verdoso de aquel lugar, parpadeé de la impresión, luego, viré mi vista lentamente hacia el. Estaba completamente vestido de negro, con su cabellera en una coleta y una gran gabardina de negro brillante.



Atento a la carpeta de fotografías que traía en mis manos, claro, antes de que se me viniese encima, sus ojos no mostraban expresión alguna, algo que de una u otra forma me frustró, al parecer divagaba, pensamientos que me hubiese encantado leer estaban escritos en una extraña lengua que proyectaba su mirar. Después de unos segundos suspiró y cerró la carpeta



-disculpa- dijo, se incorporo y con inmensa educación me devolvió la carpeta

-n-no importa- tartamudeé, el sonrió

-eso si que estuvo cerca- dijo, cuando alcé una ceja al notar su aparente burla entendí que se refería a lo anterior

-si, muy cerca para mi gusto- me mostré indignada –no estoy acostumbrada a que se me echen encima… y dos veces para colmo- con un toque de sarcásmo disfracé mí queja

-¿Dos veces?- cuestionó, tenía razón ¿Cómo, que dos veces?. Había hablado otra vez sin pensar, pero desde que lo vi llegar de ese modo tan heroico, me hizo recordar aquella extraña situación en la que estuve dias antes, además, ese olor impregnaba cada rincón del lugar desde que llegó

-si- finalicé dicha polémica y tomé mi bolso que se encontraba en el suelo –gracias por todo pero…- me interrumpió

-no es buena idea que sigas sola por ahí- me dijo, con tono serio, disimulado con una sonrisa

-Puedo cuidarme sola- alegué enojada


-Eso lo dudo- burlo 

-¿¡QUE DIJO!?- grité exasperada, cerré los puños y los moví en el aire mientras pronunciaba aquello

-ven, acompáñame- me dijo extendiendo su brazo, yo alcé una ceja. ¿Qué esta jugando?


-¿Qué, qué?- cuestioné –lo siento, No entiendo- inquirí 

-lo oíste perfectamente- seguía con su brazo extendido, mirándome intensamente, invitándome quizás a una gran aventura, que me aterraba aceptar, apenas le conocía.

-¡Apenas te conozco!....ni siquiera se tu nombre- me quejé

-Ohh! ¡Lo siento!... tienes razón- sonrió y bajo su brazo –me llamo Michael Jackson- dijo haciendo una reverencia –un gusto conocerle milady- añadió en una sonrisa al incorporarse, quedé con los ojos como huevos cocidos ¡cuanta formalidad! ¿de que siglo es?


-¿y bien señorita? ¿aun muy ofuscada como para aceptar mi invitación?- 

-e-ehh-mmm- tartamudeaba como estúpida

-¿Cuál es tu nombre?- intentó ‘ayudarme’

-Evelyn- musité


-Bien señorita Evelyn, Ya presentados…. ¿aceptaría?- volvió a extender su brazo, con torpeza y lentitud deslicé el mío, tomó mi mano y me impulsó mas cerquita de el, cuando quedé a pocos centímetros de su rostro, me miró a los ojos 

-¿crees en la magia?- me preguntó cuando me quedé embobada viendole

-¿en qué?- dije confundida nuevamente

-en la magia…. En la fuerza de tu magia interna- respondió, yo estaba perpleja aun

-pero- dije en tono de burla  -la magia no existe- ahora me arrepiento de decir aquello, con delicadeza y a la vez rapidez deslizó un brazo por mi cintura, luego lo subió por mi espalda, fue cuando me sentí en el aire. Si, en el aire, y no es que el estaba levantándome, es que estábamos levitando…. Al notar aquello y ver que el suelo estaba a unos 3 metros de nuestros pies me aferré a el, fue cuando soltó una carcajada

-¿co-como….co-como…. Qu-qu-e sucede?- no sabía que decir, me abrazó mas a el y sentí como el frío aire de la atmosfera nos comenzó a golpear, nos movíamos rápidamente sobre la copa de los árboles

-debo esta soñando- dije


-no lo estas- me dijo al oído, sentí un escalofrío rodearme. Pude notar como aquella enigmatica colina se acercaba, había un gran balcon con cortinas blancas que danzaban junto al aliento de la naciente noche. Mientras los crepúsculos se llevaban al agonizante día y las estrellas esperaban tener completamente despejado el escenario del oscuro cielo para sonreírle a la melancólica noche nuevamente. 



Llegamos al borde del mismo, descendíamos lentamente, me dejó sentada en las barandillas de granito del balcón y el se incorporó en el suelo, luego me vio a los ojos



-¿Quién era?- dije refiriéndome al ‘lobo’


-La envidia- respondió 

-¿Quién eres?- volví a preguntar

-Tú sabes quien soy- su mirada seguía sobre la mía, algo que comenzaba a ‘mover’ algo dentro de mí, solté un suspiro de fastidio

-¡Genial! Ahora la envidia me acecha- dije en tono sarcástico

-Esto no es en broma, es algo muy serio- parecía ofendido por mis palabras


-¿y ahora vas a regañarme?- me enojé mas 

-no es un regaño, es una afirmación- replicó


-¿Afirmación?... perfecto, tú afirmas, ‘rescatas’ y de paso me caes encima como un demente- dije y me crucé de brazos apartando mi vista
-estabas en peligro…. ¡’doña madurez’!- esa burla no me gustó para nada, me iba a levantar de mi actual asiento, pero no había contado con que estaba en altura, así que por consecuente, perdí el equilibrio, el con rapidez llegó a ‘mi rescate’, mi cuerpo que se tambaleó cayó sobre el suyo, me quedé nuevamente perdida entre sus ojos 

-eres tú la que se empeña en terminar en mis brazos-murmuró

-aunque me queje… seguirás persiguiéndome… ¿no es así?- dije, el sonrió

-quizás solo te queda llevarte bien conmigo- fin de la pelea.



Después de incorporarme con torpeza y lentitud, me enseñó aquella singular mansión de la que poco a poco me comencé a enamorar. Habían dos grandes habitaciones repletas de libros, pregunté el porque de ello y sólo respondió “una es para la lectura de el alma y otra para la lectura de la verdad” por un momento pensé que estaba paseando con un demente. La gran sala de música constaba con un órgano, al fondo del lugar, al otro extremo, al frente de la reconfortante chimenea que parecía no consumir con sus flameantes llamas a la leña al rojo vivo había un gran sofá cubierto con dos sabanas blancas, habría que alegar que la luz era tenue y que la brisa fría hacía mas ‘reconfortante el lugar’.



Miraba asombrada a mi alrededor, pero aquel órgano me llamó principalmente la atención, con detalles de madera y al parecer oro, daban un toque antiguo y a la vez elegante al lugar, olvidé al de mirada oscura cuando deslicé mis dedos sobre la madera del mismo… Por unos instantes, pude sentir su vibrar y como entre el silencio de la noche dejaba un reconfortante melancolico y singular sonido.



Por instinto viré mi vista hacia las teclas, y noté que el tocaba notas de una canción que creí escuchar en algún lugar…



Era lento, el sentado frente al instrumento se dejaba llevar por la melodía meciéndose lenta y tiernamente



- I'll reach out my hand to you….. I'll have faith in all you do.- murmuró afinado perfectamente, su voz dulce me deleitó, no podía creer lo que oía. Continuó tocando.

-I'll reach out my hand to you. ..I'll have faith in all you do.- repitió, y mi alma dió un sobresalto, mientras no podía entender el porqué de esas sensaciones en mi estómago



-Where there is love, I'll be there… I'll be there.- finalizó entre leves sonidos proyectados desde dicho instrumento.



Todo volvió al silencio, aunque aquella voz seguía repitiéndose una y otra y otra vez en mi mente, mientras todo aquello parecía ser un sueño, aquella manera de mi sentir, aquella calidez, el deseo de poseerle, quizás la demente soy yo, sólo sé que abrí los ojos y ya no estaba junto a él











"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar"

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