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7 de enero de 2011

Vehemencia a un ideal: Penuntimo Post



No hay ni un horario estipulado, ni una fecha exacta, y sé que las que escriben saben a qué me refiero. Tal y como dice Michael: “se trata de un mensaje divino que llega de pronto”. Pero, ¿Por qué razón?, no hay una respuesta a esa interrogante, simplemente es algo que existe porque debe serlo, porque si.

Sin embargo hay una serie de preguntas que de seguro toda persona que ve lo que hago se hacen, por ejemplo:

*¿Por qué Michael Jackson?: vaya que esta pregunta es difícil de explicar, y no porque sea algo complicado, es sólo que es algo que tocaría una serie de cosas que me he encargado de sepultar con recortes de historias, fotografías imaginarias de mundos de ilusiones y sonrisas obtenidas prácticamente a la fuerza, no siempre claro esta (pero si desde al principio). Soy quien escribe esto, desde no sé cuando, sin embargo, en diciembre de 2009 fue la primera vez que Michael estuvo presente en mis escritos. Anteriormente había hecho cosas (que las veo ahora y me arrepiento, son un asco total) basándome en personajes anime (de series como Full Metal Alchemist, muy conocida, a decir verdad me fascina, la trama me inspira bastante). En casa hubo una serie de problemas personales, alguien importante para mí tuvo un accidente, pase por momentos duros ya que debía ayudar a mi madre para cuidarlo, velar por mi casa, mi hermana y las clases. No es algo imposible, pero si algo fuerte para mi, ya que esa persona estuvo todo un mes esperando a ser operado, y caso un año en rehabilitación. 

Luego de ello, comienza a trabajar de nuevo, concordaríamos con el mes de junio, saben a qué me refiero.

Escribía para aquellos instantes, solo que con menos pasión. Y estuve bajo miles de críticas destructivas, y no solo en el ámbito laboral, ya que mi forma de vestir, actuar y hasta de caminar se convertían en el perfecto tema para quienes supuestamente eran mis familiares y me respetaban. Soy una chica que odio ese tipo de cosas, aborrezco las críticas destructivas y más cuando alguien tiene ganas de hacer algo, así que tomé el camino lógico: llegaba mas tarde a casa apropósito y deje de salir (aunque por lo general no lo hacía, pero deseché toda relación con quieres me invitaban), no hablaba con casi nadie y solo navegaba por internet. Aquella persona comenzó a buscar la manera de derrumbarme, pero intenté mantenerme en pié todo lo que pude.

Luego, me entero aquel horrible jueves de lo que sucedió con Michael y quedo devastada. Debería confesar que no fui fan de esas que compraban los CD’s y mas desde el principio, me llama la atención solamente, sin embargo, todo esto me hizo sentir destrozada. Sentí que perdí tiempo y que por mi culpa mucha gente sufrió, fuese o no cierto. Vi This is it, entendí el verdadero mensaje de Michael Jackson, más allá del que puede llegar a tener “Rey del Pop”. Sentí (mejor dicho siento) que le debía algo, que yo había nacido con una misión y que tenía que ver con su mensaje, pero había perdido tiempo. Recordé las estrellas, (y lo que me encantaban) y las asocié con él. Pensé en destellos y chispas, entonces intenté describir aquel milisegundo en que el espectador lo ve dar su vuelta triunfal, para acabar en puntas, y que publico le responda con lagrimas y conmoción. Aquel diciembre fue la primera vez que sentí el amor de Michael y mi deuda con él y el destino.

No hay, a decir verdad, un porque preciso para lo que hago o siento, es solo algo que está allí, prevalece, y que se, no se acabará nunca. Porque por lo más sagrado que poseo ahora, que es mi familia, podría jurar que escribiré hasta que mis manos sangren y ojos oscurezcan.

*¿Por qué “My Morphine”?: como ya es de notar, si traducimos la pequeña frase que posee el nombre del blog significa para el español “Mi Morfina”. ¿Por qué Morfina?. Me siento delirar cuando imagino lo que sucederá, siento que escuchar música de Michael y Bill Kaulitz (las principales fuentes de inspiración que poseo)  logro delirar, y escribir es algo mucho más inexplicable. Me refiero a que, es como una droga, una vez que lo pruebas jamás lo sueltas, estoy ideando historias a toda hora, y oyendo música a toda hora por consecuente. Por ello, esta es la droga más dulce que poseo, me ayuda a dormir y afrontar mí día a día, demostrándome que soy merecedora de cumplir mis sueños.

Me gustaría aclarar, que aunque muchos lo crean, esto no tiene nada que ver con la desaparición terrenal de Michael, al contrario, oí la canción “Morphine” de Michael y la sentí sin saber porque, la específica para el nombre del blog. Es tan intensa y escalofriante, que me recuerda al miedo que alguna vez sentí y ahora no siento. 

*¿Cómo se te ocurrió esto?: como dije antes, me comencé a comportar un poco  mas ruda, por ello, comencé a ver tele y a poner los videos de Michael a toda hora. Ya que compré un CD (de esos que venden en la calle, no es original) con 50 videos de Michael. Me senté a verlo, oyendo a mis familiares criticarme, traté de ignorarles, entonces comenzó la película Ghost. 

Aunque estaba en inglés, creí apreciar la magia de que quiere transmitir, y el mensaje.
Me imaginé una historia donde una chica se encontrase con él, y que él la ayudase a mantener la fé. ¿Qué hubiese sucedido si yo hubiese cruzado palabras con Michael en ese mismo instante?, aunque me crean loca, lo hice, aunque no es que conversé con él y le dije “Ooh! Eres súper Sexy, Te amo!!”, fue más bien, una conversación sin palabras. Encontré una puerta en sus ojos, me adentré, pero la misma se cerró y no encuentro ni quiero encontrar la llave.

*¿Porqué “Alien… I Need U Love”?: en aquella época, vendría un nuevo CD de mi banda favorita, llamada Tokio Hotel. Como todo fan, descargué su música, pasándola a mi inseparable Mp4 (el cual tenía como nombre Tommy Junior XD) y comencé a oír las pistas repetidamente. Una en específico me llamó la atención, la cual es “Alien”, busqué la letra y comencé a traducir, quedé perpleja, sentía que tomaba oro entre mis manos. Bill Kaulitz me daba el tema oficial más apegado a la historia. Mientras mas leía la letra y escuchaba la canción, mas escenas venían a mi mente, mas sensaciones. Sentí que era el perfecto escape. 

Intenté escribir los sentimientos y surgió la introducción de esta historia.

Luego vendría el dolor de cabeza de todo escritor: el nombre. Pensé y pensé, pedí ayuda a mi hermana madre y no se a quien más, sin embargo ningún nombre me pareció el especifico. Pensé en la letra y el nombre de la canción y me dije ¿”Alien”?, lo pensé bien, me pareció muy corto y simple, hasta que el párrafo final de la canción se me vino a la mente “ven y mata ese mal sueño que fue, Alien ama, ven y regrésame de la muerte, Alien ama, necesito tu amor”. Me dije entonces “Alien… I Need you love”.

Confieso que con el título, pensaba confundir a la gente. Me gusta que suene a algo “extraterrestre” y así, ya que así espantaría a quienes no miran mas allá de lo que tienen al frente. Como dicen por ahí, “no debes juzgar al libro por su cubierta”, entonces, no debes juzgar una historia por su título.

No sé que mas añadir, llevo tres páginas y creo que estoy exagerando.  Agradezco a todas y cada una de las que se pasan a leerme.  No saben lo feliz que soy de saber que les gusta lo que hago, ¿saben?, ¡Tengo un sueño bastante extraño!, quizás convertirme en la sucesora de Tim Burtom o alguien así. Amo la dirección y redacción de guiones, así que, me ayudar a mejorar en este tipo de cosas.

Esta historia, como ya lo ven, es algo muy importante para mí. No existen razones para justificar su existencia, y si lo que se preguntan es “¿Por qué ficción?”, les respondería que: simplemente me encanta la ficción, y las circunstancias que vive Evelyn, pudo vivirlas esta chica que ahora escribe esto que leen. No saldré con cosas tales como “soy como Melissa de Voces del Mas Allá”, dejaré que crean lo que quieran. Ya creo que mi trabajo llegó a su punto final.

Mi primera novela, FanFic, o delirio. Comenzada en alguna fecha lejana de finales del 2009 y acabada con mucha lucha el 6 de Enero del 2011.

Al puño y letra de: Evelyn Jacklitz (Mariángel Rodríguez, Venezuela)

Musa:

Principalmente: Michael Jackson

Canción Oficial: Alien (Tokio Hotel- Humanoid 2009)

Photoshop & Decoración: por JacklitZ

****** Aun queda un pequeño Epilogo que decidí hacer para no dejarlas así sin más ni más. Espero que lo esperen. Muchas Gracias por todo. Las invito de igual manera a ir a mi nueva novela, llamada “Love On The Dance Floor”. Las espero allí.

Una cosilla mas, si gustan, voten por mi en el "WebNovelas Awards 2011". Agradecería el simple hecho de votar, gracias a quienes me añadieron allí. ¡Que Gane la mejor! ¿Quieres votar? ¡Click Aquí!

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¿Es la primera vez que estas aquí?. ¿Quieres dejar un comentario porque acabas de leer toda la historia?. ¡Adelante!, este es el lugar. 



"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar" <------ Esta firma, es una frase muy importante para mí. Esta aquí,  porque es algo que trato de siempre recordarme. Viene de Paulo Cohelo y su libro "El Alquimista". Se los recomiendo, va mas allá de el entretenimiento. Te ayuda a construir tus sueños :)

6 de enero de 2011

The End





Si me detengo a pensar en todo lo que me puede llegar a suceder, quizás llegaría a una conclusión, que mi vida es la más mediocre de todas. ¿Por qué razón?, porque simplemente solo veo lo que me sucede a mí. Tristemente, esa es la única realidad de la que puedo estar segura, me hablaba Michael aquella vez que vimos al niño en la plaza de la ciudad. Pequeñas escenas, como sacadas de una película antigua, pasaban al frente de mis ojos, sentía mi vida volver a pasar rápidamente frente a mí. Y no tengo las palabras suficientes para describir todo el temor que llevaba dentro de mí. Corrí todo lo que pude, gritando, sintiendo el dolor que no poder llorar, y una presión en mi estomago.

Había mucha gente, parecían intentar detenerme, me tomaban de las manos y murmuraban palabras tales como “tranquila, mantenga la calma”, se oían a lo lejos, como si estuviese en otra  dimensión, tiempo o espacio, íntegramente perdida. Sacaba fuerzas de donde no las tenía para intentar zafarme y encontrar a Michael, necesitaba verlo, sabía que algo malo había sucedido.

Alguien soltó mi brazo, fue la oportunidad exacta para alcanzar huir. Emprendí mi desesperado andar, rebasando impedimentos, dejando atrás gritos alterados de personas, en búsqueda de algo que no estaba convincente. Lo que estaba a mí alrededor parecía difuminarse junto a misceláneos recuerdos que afligían y entorpecían mis sentidos. Parecía sentir dolor en mi mejilla, uno que se extendía por mi brazo derecho, siguiendo hasta mi espalda, no fue inconveniente para llegar al punto final de mi vida: justo cuando miré a Michael desplomado sobre el suelo, y a Vladimir con un arma en sus manos, mirándome con una sonrisa de victoria. 

Maldita sea la vez que me dijiste que jamás te irías de mi lado. Mírate, allí en el suelo. ¿Qué demonios hice para merecer todo lo que estaba pasándome?

Reprochaba mi vida, todo lo que había perdido sin saberlo, y como solventaba una tortura por un pecado cometido cientos de años antes. Una daga había atravesado mi pecho, una imaginaria, que hacía extender la mezcla de lagrimas y sangre por mi piel, mientras me arrastraba en shock hacia el hombre que me había hecho sentir viva, una mujer especial.

Ahora los recuerdos hermosos solo servían para recordarme lo feliz que fui. Y no volveré a ser.

-Evelyn… cariño… siempre hay algo que hacer- me dijo una vez mi madre, aquella vez en que sentí por primera vez la muerte y lo que significaba. Aunque para una niña como yo, se reflejaba frente a ella, como su primera mascota. Mire lo que era mi tortuga con dolor, desesperación, ¿Qué no se suponía que estaba feliz conmigo?, porque… si hay un Dios justo, ¿Por qué se lleva a las cosas importantes?.

Mi madre se sentó  a mi lado, abrazándome fuertemente, mimándome con todo el cariño que solo puede tener una madre. No debí responder nada, para que de una u otra forma supiese que estaba pensando.

-¿Por qué no le hacemos un lindo lugar para descansar?, te lo agradecerá, y podrás visitarla siempre, para hablar con ella- asentí levemente ante su idea, sin embargo, no podía negar lo que me dolía todo aquello. Ella besó mi mejilla –a veces existen ocasiones malas a simple vista, pero, hija, nunca lo olvides de todo lo malo algo bueno puede llegar a surgir- quizás creí entender aquella vez lo que me dijo o quiso dar a entender.

Pero no fue así. No lo entendí más que en esos instantes en que me dejé caer al lado de Michael.
Observé su rostro, inexpresivo, sus ojos cerrados, sus manos perdidas entre el suelo, parecía solo dormir, parecía decirme sin hablar que solo tomaba una siesta, y que después todo estaría bien. ¿Debería creer eso?. Tomé la mano de Michael entre mis manos, temblando, completamente exhorta en mis pensamientos.

Para este punto, no escuchaba más que el latido de mi corazón agonizante. Ni siquiera Vladimir era parte de mis miedos. De todos modos, si Michael no despertaría de su siesta, yo no quería sentirme viva ni mucho menos. Vladimir podría hacer lo que quisiese conmigo.

Entonces una especie de señal, o destello mágico, como quieran llamarlo me llamó la atención, mientras llevaba la mano de Michael a mi mejilla, sentí un leve movimiento, arrastré mis ojos hacia su rostro y pude ver de pronto un trivial movimiento en su cabeza. Recordé de pronto las últimas palabras de mi madre: “No todo es lo que parece”.

¡Debía hacer algo!, miré hacia los lados, volviendo a la realidad. La gente tenía toda una conmoción, me encontraba en medio de un grupo de personas que me observaban murmurando palabras hipócritas de lastima, y algunas hasta de recelo. Aun atontada, intenté localizar a Vladimir, no lo vi cerca de mí, entonces recordé que había observado un arma en sus manos. Debía estar huyendo o algo parecido, me levanté del suelo, divisando en donde me encontraba, advertí entonces que estaba cerca de la entrada del lugar.
Estaría perfecto para una huida, el auto estaba a unos 40 metros de la entrada. Miré nuevamente a Michael, un sujeto se me acercó de pronto, tomándome del brazo

-¡señorita!, ya viene la policía, están cerca- me dijo –debería venir aquí conmigo-

-¡Suélteme!- me quejé al instante, me intenté acercar a Michael, pero insistía, tomándome de la mano, pronto eran dos sujetos mas, intenté soltarme, pero nuevamente se me venían encima tratando de tranquilizarme. No podía estar tranquila, debía hacer algo inmediatamente. Sentí que tenía las horas contadas. Lograron hacer que me sentara a la fuerza, suspiré enfurecida,  pensando en que cuando se distrajesen, encontrar la manera de escabullirme.

Sin embargo, noté que llegaban un par de médicos, y que examinaban a Michael, reflexioné: debería dejar que lo atendiesen, estaba en un lugar público, todos vieron lo que había hecho Vladimir, estaba segura, allí no me haría nada. Eventualmente, había notado que todo aquello parecía ser algo descabellado, ¿Por qué tomarse la molestia de hacer algo así?

“Porque me enferma siquiera pensar que Michael te toque”. Cual ruido macabro de una noche de luna llena, me estremecieron aquellas palabras, en voz de Vladimir, que sentí retumbar en mi mente, como si pudiese hablar a través de mis pensamientos o sub-consiente. Tomé mi cabeza con ambas manos, sintiéndome amenazada otra vez. ¿¡Cuando acabaría aquello!?.

Volví mi vista hacia el cumulo de médicos sobre Michael,  parecían estar desesperados y el no daba señales de fuerza o conciencia. Apreté mi cabeza, desesperada. Dejaron de moverse, con una sensación extraña alzaron sus vistas cruzándolas entre sí, para luego mirar a el policía, que me di cuenta para esos instantes que había llegado, el mismo, bajo su vista. Traía una mala noticia, lo leía en su expresión y manera de dirigirse hacia mí.

Habló, disculpándose, y diciendo que se hizo todo lo posible. Cerré los ojos con fuerza. Aun había algo que hacer. Estaba segura de ello. El policía hizo que todos se dispersaran, dejándome a mi sola prácticamente. Michael aun estaba allí, en la misma posición. Me levanté y acerqué hasta él, lo tomé de un brazo y lo intenté alzar. Pesaba bastante, mire hacia los lados exasperada, debía hacerlo, después de varios intentos fallidos, estaba trayéndolo conmigo hacia el auto, trataba de murmurarle algo, pero las palabras se me habían borrado de los labios, estaría dispuesta a decir que había olvidado hablar.

Alcancé mis manos hacia la puerta del copiloto, la que logré abrir para intentar sentarlo en el asiento. No sabía lo que hacía, solo que debía moverme rápido.

-señorita…. ¡Deténgase!- oí decir a mis espaldas, cerré la puerta del copiloto y me giré viendo a los policías gritarme, abrí la puerta que me correspondía y me adentré al carro haciendo caso omiso a sus palabras. Puse mis manos al volante, a la vez desesperada miré a ambos lados, pensando en lo idiota que era por olvidar la llave. Viré mi vista hacia la de Michael, quizás en sus bolsillos encontraría, pensando positivamente, deseando con todas las ganas encontrar las llaves.

¿Saben qué?, La magia existe, como lo leí en un libro. Todo era cierto. Toqué las llaves, justo cuando sentí fuertes golpes en la puerta del auto, proveniente de los exasperados policías, con una velocidad impresionante, encendí el auto y pisé el acelerador, casi me estampo contra otro auto, pero después de aspirar una gran bocanada de aire, logré salir del lugar tomando la carretera otra vez.

Y aquello era mi nueva y primera locura. Un plan de escape de la realidad, no sabía cómo y porque, solo sabía que debía hacerlo. Mire de reojo a Michael que aun estaba en su siesta indefinida a mi lado, continué el tramo unos 30 minutos, hasta que comencé a reconocer la carretera. Íbamos en dirección hacia el pueblo otra vez. Faltarían un poco más de 50 kilómetros, lo que hacía que estuviese más tranquila. Mi plan, uno que acababa de crear, se basaba en ir a la mansión de Michael

El sonido de un teléfono me llamó la atención de pronto, confundida intenté mirar hacia los lados para encontrarlo, ¿Qué hacía algo como eso allí?. Dejó de sonar de pronto, no le tomé mucha importancia y continué mi tramo. Poco tiempo después estaba en las calles de la ciudad, vi en el inmenso reloj de la misma, apuntaba las 7: 00 p.m. Todo estaba nublado, habría que resaltar que las calles estaban desiertas, no había sonidos más que los que hacía el auto al andar.

El sonidito de un teléfono móvil me volvió a alertar, lo busqué, tratando de no perder el control del auto, advertí entonces que estaba en el suelo del auto, entre mis pies. Con dificultad logré alcanzarlo, vi en su pantalla un “llamada entrante”. Efectivamente, hacían una llamada a ese teléfono, viré mi vista hacia el inconsciente Michael, preguntándome si era suyo… dubitativa atendí dicho aparato, no hablaban del otro lado.

-¿Quién es?- pregunté lo evidente ante la extraña situación, no respondía nadie. Poco a poco comencé a sentirme más asustada, mientras me adentraba mas y mas entre las callejuelas de mi ciudad -¿hola?, ¿hay alguien allí?- silencio, no había respuesta. -¿Qué esto es una broma?, ¿Quién se quiere pasar de listo?-

Tragué saliva, no sabía qué rayos esperar. Apreté mis manos contra el volante, Michael estaba allí a mi lado sin hablar o decirme algo, yo iba detrás de lo que no sabía, ¿Qué estaba haciendo?. ¿Por qué me encontraba allí?, ¿Por qué me sentía tan vacía y sola?.

-¿no es divertido todo esto?- hablaron por fin del otro lado, estaría de más decir quién demonios era

-p-porque… ¿Por qué haces todo esto?- le respondí con mi corazón a mil por el terror, volviendo a sentir el dolor en mi mejilla con intensidad

-porque me entretengo, ¡Vamos Evelyn!, ¿no me digas que no te estás divirtiendo?- aquel maldito bastardo tenía la voz más divertida del planeta, rayaba en la burla, pero él no se veía u oía lindo haciendo eso. Estaba dentro de su juego macabro, y temía por Michael más que por mi vida.

-ya déjanos en paz… por dios, ¿Qué quieres que te dé a cambio?- le supliqué, soltó una enorme carcajada

-ya te di tiempo para eso, pero solo me pagaste con miradas de recelo… sabes, puedo ser mil veces mejor que Michael en la cama- rió con morbosidad, estaba asqueada. Me sentí insultada, mi sangre hervía, a la vez que temía. –En fin, tú te lo pierdes-

-¡Imbécil!, ¿Qué le hiciste a Michael?- dije, al borde del llanto furioso que se me quería escapar, soltó un pesado suspiro como si estuviese fastidiado por el tema

-yo no hice nada, cariño… tu lo llevaste a todo esto… gracias a ti podré acabar con él, ¡Muchas Gracias Preciosa!-solo le faltó aplaudir, respondí al instante

-¡Cállate!, tu lo hiciste, yo no…. Esto…. Esto lo ocasionaste tu- mi voz se entre cortaba, cada vez se me hacía más difícil maniobrar el volante

-Lo siento amor, pero no… tu asesinaste a Michael, el está al borde de la muerte por tu culpa, y tu madre murió por tu misma culpa… eres algo que no debe siquiera vivir-

Aquellas palabras, fuesen ciertas o no, destrozaban poco a poco mi corazón, me sentía insuficiente, impotente ante la situación. Mi mundo se hacía añicos mientras Vladimir disfrutaba todo en primera fila. Pensé en los chicos, en mi madre, Josh, Janet. En Michael también, en todo su amor, en que quizás no lo volvería a ver más. Me sentí al borde de un abismo, quería saltarlo ya para acabar con todo.
-mira al frente- me dijo Vladimir, entonces de pronto divisé a mi madre cruzando la carretera, mientras el auto que yo manejaba se iba sobre ella. Mis nervios solo se accionaron al hacer girar el carro, que, como sería lógico, comenzó a tambalearse de manera agresiva. Por un segundo oí la voz de Michael gritar mi nombre hasta que caí en oscuridad.

……….


“Evelyn…. ¡Evelyn, despierta!”

Tal y como lo llegué a sentir una vez, murmullos provenientes de la voz más hermosa que puede existir en el planeta me animaban a abrir los ojos. Era dulce, murmuraba mi nombre con insistencia, y una gran cucharada de preocupación. Hacía lo posible por abrir los ojos, pero mi cuerpo estaba pesado y adolorido. Recordé a mi madre, el auto y a Vladimir, sentí entonces un temor interno. Michael al parecer volvió a llamarme, parecía que mientras pasaban los segundos se sentía más desesperado, entonces intenté reunir fuerzas, debía lograrlo, intentar abrir los ojos o mover alguna extremidad de mi cuerpo.

Moví entonces con dificultad mi mano, sentí que tomó la mía con fuerza. Eso pareció ser suficiente para él, ya que un enorme abrazo fue su respuesta.

-necesito que reúnas fuerzas, abre los ojos- me murmuró al oído, seguí con mi lucha por hablar

-el… auto…- comencé a decir con dificultad –e-él…. T-tenía un…. Arma-

-lo sé, vas a estar bien, no es tan serio- me dijo, dejándome confundida, su voz era lejana, sin embargo seráfica, la de uno de los coristas celestiales

-n-no… tú... estabas…- suspiré, sentí mis pulmones pesados y adoloridos, mis palabras se limitaban a débiles murmullos casi sin sentido –inconsciente- finalicé

-¿de qué hablas?, corriste con fuerza, Vladimir a quien apuntó fue a ti, Evelyn, abre los ojos-

-p-pero…. El auto….-sentí lagrimas bajar a través de mis mejillas, mi cuerpo aun no respondía –los… médicos….- no sabía cómo explicarle todo el temor que sentí. Todo lo que sucedió mientras estaba allí, a mi lado sin siquiera moverse

-nunca hubo policías, bonita… ponme atención, está jugando con tus pensamientos- continuaba diciéndome al oído, meciéndome entre sus brazos –se fuerte, créeme, no hay nada que temer, solo abre los ojos, confía en mí-

¿Confiar en él?, era lo que me mantenía firme, lo único que evitó no desquebrajarme. Reuniría todas las fuerzas que fuesen necesarias para hacer lo que me pidiese. Así que lo intenté, traté de abrir los ojos. ¿Has olvidado alguna vez lo que es usar tus sentidos?, parecía que me era imposible moverme, había olvidado lo que era hacerlo por alguna razón.

-Evelyn… por favor… mírame, necesito saber si puedes hacerlo- seguía insistiendo, al ver que no pude siquiera moverme, intenté abrir  los ojos. Lo logré después de luchar en contra de la pesadez que sentía. Michael sonrió cuando logré localizar sus ojos, parecía un poco más tranquilo.

Alguien aplaudió. Traté de girar mi vista, notando a Vladimir recostado de una de las puertas del lugar en que nos encontrábamos, a juzgar por las paredes y el lugar, estábamos en la mansión de Michael.

-“estamos entre el límite del tiempo y la realidad”…. ¡Qué astuto!- exclamó Vladimir –por eso la traías aquí, sabías que sería una desventaja para alguien como yo pisar este lugar-

-¿alguien como él?- cuestioné confundida

-Existen personas que aprovechan su cerebro- dijo Michael enojado, hablando de manera sarcástica, ambos estábamos en el suelo, el me tenía entre sus brazos.

-yo diría que le temes a mi poder, es todo- bufó Vladimir, que comenzó a reír como desquiciado

-¿Poder?, ¿uno que se basa en espantar a la gente y aprovecharse de sus miedos?, eso es lo mismo que la cobardía de un militar al dispararle a un niño que lo vio hacer algo mal… - inquirió Michael, con rudeza en su voz

-te crees la gran cosa, sólo porque estás aquí dentro, ¿sabes algo?, ella morirá estemos o no aquí…. Se irá cuando yo quiera, porque yo quise que así fuese- decía Vladimir, convencido de sus palabras

-M-Michael- tartamudeé

-gracias a él volviste a la vida aquella vez- comenzó a relatar Michael, sosteniéndome con fuerza, podía sentir los latidos de su corazón, irradiaban furia y determinación. Me inyectaban fuerza y seguridad. El mas que nadie sabía que aun estaba confundida en cuanto al tema, dado que no llegue a recordar nada, así que, fue el más comprensivo –si no hubiese sido por su  obra, quizás hubiese vagado siempre, sin volverte a ver… el utiliza poderes ocultos, estuvo detrás de ti porque encontraste el elixir de la vida eterna, quizás hablaste con el mismo Nicolas Flamel, así que eres parte de la piedra rojiza de la vida eterna-

-La piedra filosofal- inquirí en un murmullo

-todo es fácil y sencillo, estabas muerta, pero encontré la manera de regresarte, y hacer que no obtuvieses estar cerca de Michael, porque eres para mi… ¿entiendes?- replicó Vladimir –me debes la vida, por eso sigo siendo el mismo para ti-

-¡Te aprovechas del poder de la piedra para seguir con vida a través de los años!, eres un ser despreciable e inhumano- peleó Michael, Vladimir tasqueó fastidiado

-¿y tú no?, estuviste presente en todo lo que hice, y heredaste un poco de todo ese poder… ¿o no “maestro Jackson”?..,- dijo Vladimir

Recordé cuando el desaparecido alcalde de la ciudad dijo aquellas palabras frente a mí y Michael. Entendí tiempo después que se referían a su “magia”. Michael no era un ser humano normal, y de eso me di cuenta desde el principio, sin embargo, nunca imaginé que sus poderes vendrían desde una piedra que supuestamente no existe. Lo descubrí: Vladimir decía la verdad, yo fui la causante de todo en cierto modo. Desde siempre, yo fui la razón

-¿y cuál es tu plan?, ¿asesinarla para tú morir también?- dijo Michael interrumpiendo el silencio que de pronto había aparecido en el lugar.

-si provengo de años atrás sin temerle a la muerte es porque en mi no ha afectado el tiempo,  por eso me traes aquí… porque estamos entre la línea del tiempo, lugar donde mis poderes no son validos, es lo que crees…. ¿no?- dijo Vladimir, terminando con una pregunta

Tiempo: cuando hablo de tiempo, hablo de aquel elemento que me mide las circunstancias o acciones que ocurren en todo lugar, dándole un lugar exacto, basándose en segundos que me hacen ver el pasado, presente y futuro. Vladimir tenía la habilidad de lograr manejarlo a su conveniencia, pero, en la mansión de Michael era distinto, ella marcaba una línea en el tiempo,  hacía que pudieses estar en el pasado o futuro, mientras aun vives el presente. Así qué, esa sería una ventaja sobre Vladimir, o eso creo que fue lo que pensó Michael.

-¡Puedo hacer lo que me plazca esté donde esté!- exclamó Vladimir, de pronto me vi entre los brazos del mismo. Y vi a Michael en frente de mí. Lo hacía otra vez, jugaba con mi realidad, haciéndome sentir aterrada. Sentí la desesperación de parte de Michael también, parecía que pronto acabaría todo, al gusto de la maldad. Vladimir posaba una navaja en mi cuello, mientras me aferraba a él, tomándome con rudeza por la cintura.

-están conectados, no puedes… ¡No puedes matarla!-  gritó Michael

-te equivocas…. Puedo hacerla sentir dolor- dijo, cuando terminó su oración pude sentir más dolor en mi cuerpo, especialmente mi mejilla, que pronto comenzó a sangrar. Apreté mis parpados, temblando de dolor, sentía navajas atravesarme las venas, lava volcánica quemarme la piel.

-¡Basta!- gritó Michael

Vladimir rió un poco –puedo asesinarla ahora mismo, no me sucederá nada, en cambio si yo muero…- deje de sentir con intensidad el dolor, me sentí desmayar, sin embargo algo me mantenía consciente, quizás el miedo que podía sentir a flor de piel.

-está bien- dijo Michael, de pronto –dime qué quieres, y haré lo que dispongas… solo no la toques, déjala de lastimar-

-se el militar que mata al amor de su vida-

Vladimir le arrojó la navaja a Michael, y me lanzó al suelo, al cual caí sentada, me sostuve en el mismo con mis manos temblorosas mientras un Michael estático me observaba a mí y a la navaja. ¿Qué pasaba por su mente en aquellos segundos?, debía quizás asesinarme, así todo acabaría… ¿Qué esperaba?, ¡Hazlo!, ya mismo.

No se movía en lo absoluto.

Vladimir observaba la escena como si fuese la película del siglo.

Y deduje en aquel momento, cuál era mi lugar, y su espacio. Que a veces no todas las historias tienen que concluir convenientemente para que fuese un final feliz. Yo erigiría el mío con ilusión y firmeza. Una que haría con mis propias manos, ya que lo vi ineludible. No sería el final que soñé pero uno que era muy inevitable. Gocé un centelleo de fe, pude ver como esa vela jamás se apagó, y agradecí haberla encontrado. Me quejé por mucho tiempo, muchísimo a decir verdad, de todo lo que me sucedía, cuando por mi culpa, la ciudad estaba en deplorables situaciones. Yo cuando viví con una vida feliz dentro de lo normal y tranquila, otros vivían en desgracia y mas, aun así permanecí quejándome de todo lo que me sucedía sin ver que era mi culpa.

Encontré mi camino, vi lo hermosa que puede llegar a ser la vida, y agradecí cada segundo en que Michael me amó con todo su ser. Agradecí el haber logrado responderle con todo mi amor y sinceridad. Ya era hora de terminar la opresión: elevé mi vista topándome con sus ojos saturados de consternación, cuando me miró, pareció concebir lo que le pretendía participar, sonreí, el me respondió con una sonrisa que apenas se percibió en sus labios.

Sé que estaba en discordancia con lo que yo haría, pero, prosiguió hasta el final con mi decisión final. 

Trasladé una de mis manos hacia mi cuello, tratando de localizar el collar que me había regalado, sin embargo, no lo encontré. Suspiré bajamente, había perdido mi mayor tesoro. Viré mi vista levemente hacia la dirección de Vladimir, observé sus pies, y como detrás del, estaba el enorme ventanal por donde Michael y yo acostumbrábamos a entrar, estaba abierto, y las cortinas danzaban con la fría brisa de aquella noche de luna vieja.

Los copos de los arboles me saludaban desde afuera, demostrándome la gran altura en que nos encontrábamos, y que las raíces de ellos mismos, me estaban esperando al final. Suspiré decidida.

-Michael…- dije, mientras intentaba levantarme

-¿Qué pretendes huir?- bufó Vladimir

-Te amo- le dije sonriendo, en cuanto logré levantarme,  me mantuve tambaleante por unos segundos, Vladimir se me acercó, sin embargo, con todas las fuerzas que me quedaban en mi último respiro de vida, corrí a donde se encontraba, empujándolo conmigo hacia el vacio, más allá de mis miedos y angustias. Estaba desafiando al tiempo y la gravedad, yendo directo al suelo, junto a quien me había hecho la vida imposible.

Sentí de pronto los brazos de Michael. Me abrazó con fuerza, antes de caer.

¿Saben qué?. Descubrí el verdadero significado del amor. Va más allá de la muerte. 

FIN




"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar"

1 de enero de 2011

Capítulo XXVII

Estamos cerca del final, y no se porque razón, pero siento que estoy desmejorando la novela. No estoy conforme con lo que he escrito últimamente. Siento que hace falta algo. De todos modos, aquí vamos, el siguiente, hasta donde tengo previsto, será el capítulo Final, luego vendría el epiologo. Espero les guste :)


Ven y mata el sueño malo que se fue

Alien ama
Ven y despiertame desde la muerte
Alien ama
Necesito tu amor
...Necesito tu amor...


Alien... I Need U Love; Capítulo 27

El sonido repetitivo y latoso del auto era el único acompañante de mis pensamientos pasa esos instantes. 
Desde que Michael decidió que era hora de partir subimos al auto y sumida en pensamientos comencé el camino para terminar este asunto junto a él. Pese a que el también guardaba silencio, preferí solo acompañarlo en el asiento del copiloto mirando hacia el cielo grisáceo que cubría los traviesos rayos del astro rey.

Estaba por fin encajando todas las verdades en cada trocito del rompecabezas, entendía cosas tales como: los cambios inminentes que podía llegar a tener Vladimir, y no en cuanto a su cambio de humor, ya que su “verdadero rostro” se basaba en aquel ser horripilante de piel azulada que nos atacó hace tiempo. Siempre estuvo a mi acecho, por ello Michael se acercaba tanto a mi familia, y tomaba como culpa la desaparición física de mi madre. Comprendí que no era su culpa, quizás era algo que debía suceder, ya que la única manera de que regresara era esa. Sentí entonces un inmenso miedo, cada vez que me hacía consciente de que el auto viajaba más de tres metros lejos de los chicos, sentía que los centímetros hacia mi fin estaban terminándose.

Yo era un reloj de arena que marcaba morbosamente un final, solo porque a Vladimir le apeteció se las ingenió para hacer algo en mí. Estábamos literalmente conectados de una u otra forma, haciendo imposible siquiera imaginar hacerle daño o desaparecerlo de la faz de la tierra. Si Vladimir moría, yo lo hacía. Maldije entre dientes cuando recordé eso, completamente enfurecida… se suponía que alguna vez supe alquimia, ¿Por qué solo sueño con una piedra rojiza que supuestamente da la vida eterna, en vez de saber qué hacer en estos instantes?. Sentía que todo iba en cámara lenta, que cada uno de los segundos se marcaban en recuerdos que se esfumarían cuando partiese a quien sabe dónde, lejos de Michael.

Sentí entonces que Michael acariciaba mi mejilla sutilmente, enredando sus dedos entre los mechones despeinados de mi cabello. Giré levemente mi mirada para poder divisar su perfil, estaba atento al frente, maniobrando el volante con su mano sobrante. Sonreí, el estaba conmigo, quizás nada malo iba a suceder. Sin más ni más, como si pudiese detectar mis sonrisas, hizo lo mismo, apartando un poco la tensión que se generaba en la atmosfera.

Dispersó por unos segundos todos mis pensamientos. Lograba hacer desaparecer cualquier rastro de penas y lagrimas solo con sonreír.

-¿A dónde vamos?- cuestioné una de mis enormes interrogantes en un murmullo, suspiró antes de responder

-necesito tenerte lejos de él, quiero razonar antes de actuar…. No puedo cometer ningún error- su voz era seria, escondía un enorme mal humor a decir verdad. Me sentía mal por todo lo que sucedía, de una u otra forma, me sentía culpable

-y… después… ¿Qué sucederá?- dije con mi mirada fija en mis pies, observaba las sandalias que Janet me había prestado, eran de color champagne, muy sencillas, pero igualmente lindas. No me importaban las mismas, solo intentaba ocultar mis ojos vidriosos por el temor y la culpa

-todo va a estar bien, ya sabremos que hacer- dijo, yo solo asentí levemente –Evelyn, mírame-  pidió, yo dubitativa solo volví a asentir. Alcé entonces mi cabeza para mirarlo a el rostro, me miró y sonrió –Te amo- dijo sonriendo, mi corazón se aceleró, sentí que había manera de remediar lo que parecía ser el fin.

Aquella pequeña oración era todo lo que debía o necesitaba oír. Era como la medicina o antídoto a una especie de veneno que parecía esparcirse en mi cuerpo. Me restablecí, enderezando mi espalda, volviéndome a recostar del asiento. De pronto sentí una punzada en mi mejilla, no pude evitar gemir de dolor, y llevarme mi mano hacia la misma. Sentí que Michael detuvo el auto de pronto

-¿Sucede algo?- dijo acercándose a mi

-no, no, nada, vuelve al volante- dije tratando de mirarlo, pero no lo logré, volví a sentir aquel extraño ardor en mi mejilla, como mil navajas calientes cortándome la piel. Se acercó a mí haciendo caso omiso a mis “ordenes”, tomando mi rostro en mis manos. Sopló mi herida, pude sentir sobre la misma su tibia respiración. Me di cuenta que estaba temblando, y como él me apegaba a su cuerpo y me abrazaba, siseando en mi oído. Me mecía en sus brazos, intentando parar aquello que de pronto se venía sobre mí, sentía ganas de llorar, pero él no lo permitía, era el miro que detenía las lagrimas.

-todo va a estar bien, necesito que seas fuerte.- me decía al oído, asentí por un largo tiempo, hasta que por fin sentí que podía restablecerme dejando de temblar. Intente hacerlo, pero Michael siguió abrazándome, -puede que sea mejor idea que intentes evitar dormirte, volverán nuevamente esas “alucinaciones”, y es peligroso.- me dijo con tono serio, le respondí afirmativamente y me soltó dejándome recostada del volante del copiloto nuevamente.

- lo siento- dije llevándome mis manos hacia mi mejilla

-no te disculpes, esto no es tu culpa… me enojaré si sigues creyendo eso-

Arrancó nuevamente el auto. En unos minutos nos habíamos detenido en un local de comida rápida de esos que están en medio de la carretera. Sentí entonces que era una mala idea, sin embargo preferí seguirlo hasta el fondo del lugar. Había infinidades de tipos de pizza, allí Ed y Katty serían felices de verdad, los recordé sonriendo medianamente, mientras buscaba un lugar para sentarme ya que Michael fue por algo para comer. 

Llegué a uno de los lugares cerca de la entrada, justo al lado del vidrio de la ventana, me senté observando el auto negro de Michael, para luego soltar un suspiro y oír la voz de una mujer en la mesa de al lado

-pareces distraída- giré mi vista, ya que creí que me hablaba a mí, hice una mueca haciéndole esa pregunta, ella asintió levemente

-algo… a veces las cosas no son como las queríamos- le respondí, ella parecía estar de acuerdo, y estar esperando  alguien también.

-¿sabes?, aunque eso parezca al principio, todo pasa por algo, quizás después de todo algo bueno sucederá… todo va a estar bien- dijo, con voz comprensiva

-eso me lo he repetido no sé cuantas veces, espero sea cierto- respondí

Ella guardó silencio, y al parecer recibió una llamada. Yo volví mi vista hacia la ventana observando el auto, divisé como me acercaban una gaseosa cuando vire mi vista Michael se estaba sentando al frente de mi.

-espero que la señorita esta vez tenga hambre- me dijo con tono burlón, alcé una ceja viéndolo acercarme varios trozos de pizza

-¿Por qué la obsesión con los alimentos?- me quejé abriendo la lata con la gaseosa de naranja que me había dado, solo se encogió en hombros y comió un trozo de pizza. Sabía que trataba de inyectarme tranquilidad, ya que esa era la mejor manera de pensar todo bien. Luego de comer un buen rato y ver que no me apetecía nada, dejo de un lado la pizza y me miró fijamente mientras tomaba un sorbo de gaseosa

-si no comes, olvida que te besaré otra vez, porque no lo haré- dijo torciendo los ojos y recostándose de su silla. Inflé una mejilla totalmente ofendida

-¿Por qué la injusticia?- dije con tono de enojo, solo comenzó a reír

-ya lo dije, no voy a dar mi brazo a torcer-

Lo miré con enojo no se cuanto tiempo, parecía estar retándome, contando los segundos que aguantaría sin tener autorizado rosar mis labios con los suyos. Parecía adivinar lo que producía esa prohibición en mí. Traté de ordenar mis ideas, no era tiempo para juegos, pero luego de probar esos endemoniantes labios… ¿en que mas podía pensar?. Debía enseñarle que también era una gran luchadora, y que aquello podría ser pan comido para mí. Volví a tomar otro poco de la gaseosa y me recosté también, mirándolo fijamente. Sin embargo, jamás se movió, allí estaba, desafiándome con su mirada de burla.

-¿Qué tanto miras?- dije de mala gana, soltó una enorme carcajada

-espero que comas- se apoyó de la mesa acercándose a mi –porque aun sigue en pié la advertencia-

-pues verás- imité sus movimientos, quedando a escasos centímetros de su rostro –me da igual tu advertencia-

-¿segura?- preguntó, asentí decidida. Se mordió el labio inferior lentamente cuando vió mi respuesta, y se acercó más a mi rostro, mientras yo estática pensaba bien las cosas. No debía darle el gusto de verme perder, pero tampoco podía negar que si no fuese porque estábamos en un lugar público, pude haberle brincado encima sin más ni más.

-Michael… deja los juegos- le dije en un murmullo, soltó una risita para luego soltar un pesado y lento suspiro que me hizo delirar. Pude sentir su aroma fuertemente, estaba haciéndome trizas de verdad.

-haz lo que te digo entonces y habrá recompensa- se alejó de mi lentamente mirándome fijamente, esperando que tomase un trozo de pizza por fin.

Mire los trozos de la misma, y completamente enojada tomé uno llevándomelo a la boca. Esa iba a ser una de las continuas guerras que llevaría con él sin duda alguna, siempre con la menor tontería lograba hacerme comer siquiera un pequeño bocado. Comí unos tres trozos y luego de limpiarme con la servilleta, me recosté de mala gana de el asiento.

-bien hecho preciosa- me dijo sonriendo victorioso, viré mi vista cruzándome de brazos. Dejó todo el desastre de la mesa sobre la bandeja y sigilosamente se acercó a mi, sentándose a mi lado, posando su brazo en mis hombros –creo que ya es hora de irnos- me dijo al oído. Giré hacia el y me besó de inmediato... ¿Ese era el premio?. Suspiré resignada, contagiándome con sus risas, si que me hacía actuar como una niñita.

-te amo, tonta- me dijo, allí, cerca de mí, en un susurro

-y yo a ti mas, tonto- le respondí sonriendo

¿Y ahora qué?, quizás esta forma de huir de los problemas sería un perfecto “Y vivieron felices para siempre”, pero, hasta en el cuento de hadas más perfecto, hay un malévolo villano acechándote. Por lo menos a mí, me recuerda que soy una con el tiempo que se agotaba con el pasar de los segundos, y aunque Michael estuviese allí abrazándome, no me aseguraba un mañana con vida u oxígeno.

Michael  tomó mi cintura, y discretamente besó mi cuello, luego me soltó restableciéndose, estirando sus largos brazos y suspirando. Ya era hora de partir, fui a el baño mientras él iba a pagar la cuenta. Entre al mismo, con una curiosidad inmensa, debía verme al espejo, y no precisamente por lo que están pensando. 

Cuando llegué al mismo, divisé mi mejilla, apartándome varios mechones de cabello que reposaban sobre la misma. Miré con impresión la extraña marca que se abría paso por la misma, de color oscura, y en forma de mariposa. Reí con nerviosismo, ¿Qué estaba viviendo una película de horror?. Abrí con desesperación el grifo del agua, humedeciendo mis manos, para luego llevarme las mismas a mi mejilla, intentando quitar lo que sea que la manchaba. Lo intenté varias veces, frotando lo más fuerte que pude. No hubo resultado alguno.
Cerré el grifo, cabiz baja, frente al espejo, apoyándome con mis manos del enorme lavamanos de cerámica blanca que estaba frente a mí. Estaba segura que allí era en donde había supuestamente tenido una herida que se abrió en el auto, pero miren, solo es una mancha que parece ser inofensiva. Levanté mi mirada otra vez, Michael me estaba esperando, debía llegar pronto, pero cuando divisé bien el espejo pude ver por un par de segundos a Vladimir detrás de mí.

Me giré de inmediato, casi pierdo el equilibro por los temblores producidos por el temor. No había nadie, sólo volvían las malditas punzadas a mi mejilla. Salí del baño con mis manos sobre la misma, pasando a través del pasillo llegando directamente a el local en sí. Había mucha gente, lo que me dificultó distinguir rápidamente a Michael.

Familias enteras sentadas en las mesas que se abrían paso frente a mis ojos, todos sonriendo y hablando a la vez, miré entre varias mesas como si de alguna u otra forma lo fuese a encontrar, hasta que di con él, pero a la vez con alguien que no hubiese querido siquiera encontrar. Michael estaba del otro lado del lugar, y frente a él, más cerca de mi por consecuente, se encontraba Vladimir sentado en una de las mesas, sonriéndome maliciosamente.

Levé mi vista a la de Michael, con los ojos más abiertos de lo normal, Michael me devolvió la expresión. Yo estaba a metros de el, con nuestro muro interfiriendo literalmente.

Todo pasó muy rápido, se que antes de ver como se acercaba a Michael, grité su nombre con todas las fuerzas que mi cuerpo me pudo dar. 




"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar"