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23 de junio de 2010

Capítulo III

Alien... I Need U Love; Capítulo 3: 
Recuerdos

Roger Martin du Gard (1881-1958) Escritor francés.



(Flash Back)
Sentí que no poseía nada, y que anhelaba que aquellos ojos no me dejasen de mirar
-¿la escolto hasta la puerta?- haciendo un ágil movimiento hizo una leve reverencia de manera educada, mientras el vibrar de su voz se disipaba entre la agitada atmosfera y mi alma lloraba de desesperación….
(Fin del flash Back)



-¿sucede algo?- volvió a murmurar aquella singular y dulce voz, aun estaba muda, intentaba articular cualquier expresión, pero me era prácticamente imposible, Katty me jaló la manga de mi camisa negra, bajé lentamente mi vista

-Eve, Lo siento- comenzó a llorar recalcada sobre mí, yo la abracé

-ya, por Dios, vámonos- dije, pasé a su lado, y no es que lo estuviese viendo a los ojos, pero, pude sentir su mirada sobre mí.



Viré mi vista frustrada y al mismo tiempo furiosa, cuando volví a caer en la de el, sólo embozó una hermosa sonrísa que apenas pude soportar. Intenté mantenerme seria.



-haré que sonrías, lo juro- oí que murmuró, alcé una ceja, ahí; Parada como una estupida frente a la puerta

-¿disculpe?- dije, el se hizo el desentendido -¿Qué dijo?- agregué

-Lo siento, no he dicho nada-


¡AAAAAAH! Que rabia sentí, me sentí débil, como un insecto debajo de una lupa y con el reflejo del sol sobre su cabeza. El camino de regreso a casa fue silencioso, hasta que al llegar a casa Edward nos recibió con una pregunta evidente



-¿en donde estaban?- dijo, mientras acababa su plato de comida en la mesa de la sala

-pregúntale a tus hermanos- dije enojada, los tres bajaron la cabeza, mientras Ed se reía a carcajadas

-¡YA!- explotó Jouliane -¡No veo la razón por tanto escándalo!, sólo fuimos a jugar-gritó

-¡Está prohibido ir allí, punto!-alegué de brazos cruzados –se lavan las manos, vienen a comer, y luego a sus habitaciones a hacer los deberes- dije mientras me acercaba a la despensa, buscando mi medicina para la migraña.

-¡No eres mamá!- gritó Jouliane, me volteé al instante en que oí eso, ella derramaba lagrimas entre su piel de melocotón mientras corría escaleras arriba. Quedé como en shock, nunca creí que ella me hablaría de esa manera, no, Jouliane no era de esas chicas.

-ocúpate de lo demás- dejé sobre las manos de Ed el paño de la cocina y me encaminé a la escalera, subí mientras oí los murmullos de quienes estaban abajo

-actúa extraña- murmuró Katty


-No fue buena idea-oí de Ed, llegué pronto arriba, dudé al instante en que reinclinaba a tocar la puerta de la habitación de ella, solo fui a la mía y cerré mi puerta también, me dejé caer sobre la alfombra. 



Miré hacia el techo… ¿estaba actuando mal?. Quizás tenía razón, no soy su madre, aunque sólo quise darles un poco de respeto a las reglas, por algo las hacen. Aunque, no podría engañar a nadie, yo misma lo había dicho muchas veces, las reglas están para romperse. Me lleve las manos hacia mi rostro, recordé una tarde de verano, la última en la cual estuve en casa, mamá me ayudó a empacar

-¿crees que sea buena idea?- pregunté nerviosa al acabar, se que podía ir, pero de todos modos era un cambio radical, mi madre me miró fijamente

-Pero…¿Qué pregunta es esa?-me dijo con tono de regaño al momento el que alzaba una ceja


-¿Cómo que, que pregunta es?- inquirí enojada, inflando una mejilla –¡es un lugar totalmente diferente!- 

-¿Y eso que?.. no le veo el problema- me dijo mirándome fijamente

-¡No entiendes!- malcrié entre berrinches

-La que no entiende es usted señorita- me apuntó amenazadoramente con su dedo-si ha ganado el merito de ir allí es porque tiene potencial ¡Utilícelo!... o se verá en serios problemas conmigo- me miró con su típica mirada, con aquella con la cual me pedía
crecer, hacerme grande como persona, cumplir mis sueños. Luego sonrió, aquello quizás es lo que más extrañaba, ella era tan hermosa, desde aquellos cabellos caobas que siempre tenía entrelazados en una pequeña trenza, hasta el combinar de su piel de melocotón como la de Jouliane, con sus ojos de chocolate, que siempre brillaban con gran intensidad cuando sonreían junto a sus labios.



“No olvides que los obstáculos son imaginarios”



Aquella fue la última tarde en la que ví con vida ami madre, después de eso, la ví por última vez demacrada dentro de una caja de madera que se deslizaba junto a la húmeda tierra, para luego descomponerse y desaparecer.



El rechinar de la puerta me alertó, vire mi vista confundida

-¿estas bien?-me decía entre murmullos Jouliane

-¿he?- bufé confundida

-es que llevo mas de cinco minutos tocando y tú no...- sus ojos se cristalizaron, bajó la cabeza por consecuente –lo siento- dijo, y yo sonreí medianamente, ¡Esa es mi chica!, me levanté con lentitud y la abracé.

-Sé que te sucede algo, ven, charlemos-



Las siguientes dos horas hablamos de todo un poco, me enteré de todo lo que había sucedido en mí ausencia. Desde todas las veces que se enfermó Ronda hasta las novias que había tenido Edward. Ya a la mañana siguiente, dejé todo como era de costumbre, Ed y Josh, salieron temprano y les avisé a los chicos que no estaría en la tarde, pues iría a la fulana “entrevista de trabajo”.

-¿y que sucederá con...- me miró con temor, yo la miré esperándola terminar de formular su idea - Mike?- murmuró entre su dulce voz Katty

-¿a que te refieres?- dije cuando terminaba de empacar su almuerzo, me sonrió dejándome en claro la respuesta. Hablaban del sujeto que me había hecho estar al borde del mundo, caer, retorcer de rabia, y confundirme por aquellos sentimientos. Todo en un par de segundos. 

-bueno, he estado pensando sobre eso…- Katty, Petter y Jouliane me miraron fijamente, atentos a la respuesta que les diría. ¡Cielos! despues de semejante alboroto que armaron justo después de que acabé de charlar con Jouliane.



Recuerdo perfectamente las carcajadas que soltaba Josh mientras los tres me rogaban el permiso para ir a aquella dichosa mansión. Aspiré una bocanada de aire, y les miré fijamente

-una hora y media- dije

-tres horas…- apostó al instante Pet

-dos, y es mi ultima palabra- dije y los tres sonrieron, luego de abrazarme, dieron media vuelta y estaban listos para irse

-hey, hey, ¡Me deben tener al tanto de todo!- los tres salieron corriendo después de asentir con su cabeza.



Bueno, estaba sola otra vez, fui a ver que ropa llevaría, opté por una blusa larga de color azul marino que acompañaría con unos jeans ajustados de color negro y unas botas de cuero del mismo color. 



Busqué mis fotos, y mi cartera, esperando pacientemente la hora de ir al lugar.



Cuando llegue a la ciudad, mientras todo mundo que me reconocía me miraba con cierta curiosidad, yo me encaminaba con una evidente preocupación, no quería llegar tarde. Llegué a un edificio lujoso, uno de tantos en aquella ciudad. Subí al ascensor mientras intentaba planificarme, y deseándome buena suerte. Al llegar al lugar, divisé una extensa habitación, llena de varias sillas como en las salas de espera y al fondo, junto a una puerta lujosa, a la recepcionista


-buenas tardes- dije al llegar 

-¿si?- me dijo mientras tecleaba con gran rapidez y esmero el teclado de su computador.

-Soy Evelyn, vengo por una cita- dije, ella solo dejó su labor de lado y habló por el pequeño micrófono que adornaba su mejilla

-pasa- me dijo señalándome la puerta.



Entré con timidez, dentro una mujer de tez morena y ojos oscuros me miraba con gran ‘curiosidad’, me hizo un ademán con su mano, mostrándome una silla, luego se sentó en su escritorio, mientras yo acomodaba sobre mis piernas varias carpetas

-no creas que porque el tal Jonathan te recomendó, entrarás así de fácil- me dijo, posando su vista sobre una laptop en su escritorio

-lo tengo en claro-dije sin entender tal grosería

-me alegro- me miró fijamente, me recordaba a alguien, pero no se a quien en realidad -¿Qué experiencia tienes en la fotografía?- interrogó

-a decir verdad, no la necesaria, sin embargo…- busqué mi album y se lo señalé

Lo tomó y vió en silencio

-buena perspectiva, no para exagerar, pero algo es algo- dijo de un momento a otro

-¿Cuál es la principal regla de un fotógrafo?- siguió con sus preguntas al aire

-“Que no hay que olvidar que lo que se percibe por el mirar, puede engañar”- dije, sonrió medianamente

-te tengo un trato- me dijo dándome la carpeta de fotografías nuevamente –quiero un álbum de fotografías, completo, no menos de 15, tienes un mes- abrí mis ojos mas de lo normal, ¿Qué estaba loca?

-¿Y? ¿es todo?- cuestioné confundida
-si, ¿que mas quieres?- dijo con indiferencia, soltó una carcajada al ver mi rostro perplejo –vamos niña, lo tomas o lo dejas- me dejó en claro que se trataba de un reto.



Salí de ese lugar lo mas rápido que mis pies me permitieron, entre la aglomeración típica de aquellas tardes frías y todo aquel alboroto que trae consigo ‘la evolución’, que en vez de encargarse de fortalecer a un lugar, sólo se encarga de denigrar y sembrar la discriminación.



****


Los chicos jugaban entre risitas mientras corrian por los pasillos de aquella gran edificación


-gracias- dijo Jouliane al recibir de manos de aquel sujeto un libro, mientras ella rebuscaba entre las páginas el viraba lentamente su vista hacia Pet y Katty


-¿se divirtieron?- interrogó sonriendo


-¿es una broma?- bufó Pet


-¡siiiiiiiiii!- brincó Katty y abrazó al de mirada oscura


-oigan…- dijo Jouliane, todos viraron a verle


-¿Qué sucede?


-¿Qué le regalaremos?- dijo ella


-¿a quien?- dijo Pet


-¡Que mente la tuya!- se quejó Jou mientras cerraba el libro


-cierto…¡Eve estará de cumple!- festejó Katty, mucho pastel se veía venir


-¿no saben que le regalaran?- preguntó el dueño de la mansión, ellos negaron con la cabeza


-mmm….- comenzarón a divagar, en ese instante el miró hacia la ventana, los chicos le miraban con confusión mientras el parecía ver algo que ellos no veían. Una preocupación le invadió, sabía que estaba en peligro


-es hora de regresar a casa- articuló.



****
Caminaba como es de costumbre de regreso a casa, ya había dejándola ciudad, así que iba con mas tranquilidad y lentitud, se me tenía que ocurrir alguna idea, no podía desaprovechar la oportunidad, las mismas no se presentan así de fáciles, y mucho menos se repiten. Miré hacia el bosque, quizás era un buen sitio, era lo que mas me gustaba fotografiar, lugares gélidos y solitarios, me gusta reflejar la melancolía, que no todo en la vida son sonrisas.



Sentí pasos detrás de mí, como mi corazón se contraía, y comenzaba a temblar. Había temor, igual como el de la presa al detectar a depredador, buscaba con desesperación a dicha presencia, pero era en vano, poco a poco mi respiración fue agitándose, y mi cerebro lanzaba desesperados impulsos a correr, intenté cumplirlo. Corria desesperadamente, entre las ramas humedas intentando no resbalarme con el barro verdoso que impregnaba todo el lugar, pude sentir como lo que sea que me seguía corría detrás de mí, cada uno de los fuertes pasos y sus gruñidos.



Fin del camino.



Estaba al borde de un gran precipicio, y detrás de mí había algo, que dentro de poco se acercaría mas.



¿Decidirme si saltar o no?... tiempo no me dio, algo se chocó contra mí, de frente, y nuevamente sobre mi cuerpo pude sentir otro, entrelazaba sus manos sobre las mías, y podía sentir como su cabello rozaba contra mi rostro.

-parece que no puedes estar lejos del peligro- bufó aquella dulce voz, abrí lentamente los ojos y cerca, muy cerca de mí se encontraba el responsable de mis ultimas rabietas de niña de primaria.



Aquellos ojos de nuevo se darían la tarea de aturdirme.




"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar" 

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