Alien... I Need U Love; Capítulo 11
Los copos de nieve danzaban entre la helada atmosfera, brillaban con los pocos rayos de luz que quedaban, y eran mi única escapatoria ante aquel extraño silencio que apareció de pronto. Medité en aquel lapso corto de tiempo, en todo lo que había pasado, en mi inmadurez… Sumida en pensamientos me detuve de pronto, abriendo las manos, y dejando que aquellos inocentes copos de nieve se derritiesen en la tibieza de mi piel, aquellas gotitas de agua se escurrían por mis manos y desaparecían al caer a el suelo húmedo y fangoso,
Michael, que había caminado unos pasos mas creo que se detuvo dándose la vuelta, permanecía en silencio, de lo único que tenía la certeza era que me observaba detenidamente.
Estaba bajo aquellos ojos, me analizaba como era de costumbre.
Sin embargo comencé a caminar nuevamente, intentando huir de algo que desconocía. Michael es como mi conciencia, al verlo a los ojos algo me decía que podía leer mis pensamientos, ver a través de mis ojos, angustias… Me dejaba atónita, comenzaba a intimidarme dicha circunstancia, mentir ante el era tan posible como que hubiese un glaciar en el desierto. Caminábamos en dirección a casa, pensé en intentar invitarlo a cenar, sin embargo algo no me dejaba abrir la boca en lo absoluto.
Todo lo sucedido me había dejado varias preguntas sin respuestas, no obstante, guardé silencio, revistiendo ya el presente, solamente observando mis pisadas marcadas en la nieve que llegaba a cubrir el suelo insistentemente, temerosas de desaparecer a causa de la fría y traviesa brisa que nos arropaba de vez en cuanto. Deambulaba a su lado.
Alcé mi vista, observando su rostro de perfil, su modo de vestir de pronto tan “común”, su silencio que se marcaba en el lugar con creyones transparentes que yo de una u otra forma podía palpar, de pronto, el mismo borró los trazos de aquel silencio, al ‘notar’ que lo observaba en secreto.
-Eres muy paranoica, tu temor ocasionado por lo de tu madre no te deja ordenar como es debido todas tus ideas…- dijo, con voz se corrección…si, lo pude percibir
-¿Me estás sermoneando?- repliqué con una mejilla inflada, parando mi andar, viéndolo imitarme después de dar dos pasos mas
-y… si fuese así…¿qué?- dijo, sin virarme a ver.
-diría que te lo ahorraras, no necesito ni sermones, ni lastima de nadie- respondí, de manera altanera.
-lo supuse- dijo riendo, como si fuese algo que era obvio –eres testaruda con todas las letras de la palabra-
-Ja…ja… y JÁ!- reí sarcásticamente, giró su vista al fin, una sonrisa de victoria iluminaba su rostro, parecía estar consiente de los involuntarios y acelerados pálpitos desesperados que ocasionaba en mi, parecía disfrutar eso.
-¿Te enojas porque intento darte un consejo?- cuestionó, viré mi vista de manera grosera, y me crucé de brazos
-¿Y el sobrenombre que?- dije enojada
-lo siento-
Su voz era como un rayito de luz solar, se deslizaba por todo el lugar, se apoderaba de cada rincón de mi cuerpo. Sin embargo no me conviene nada que se de cuenta de lo que produce en mi, aquello que no tiene nombre y que si desconozco, es mala idea que el sepa que existe. Sería demostrarle mi debilidad. Por ello, no respondí nada de nada. Ignorando aquel “Lo siento” que fue una frase que amé solo con el hecho de oir su bajito tono de voz.
¿Qué era lo que sucedía?
-sólo pretendía…- lo interrumpí justo cuando comenzó a hablar
-Mi padre, al irse de casa y desaparecer me dejó una carta que decía “volveré para ti”, tenía 3 años para ese entonces, y creí en esa promesa… Mi madre una tarde de otoño en mi primera enfermedad me prometió que nunca se iría sin despedirse, y mira lo que sucedió… en mis manos se ató una cuerda, el otro extremo lo tiene la vida… y en medio están mis hermanos…. ¿Qué sucede si yo desaparezco?- narré con voz media, intentando ocultar mis ojos, desahogando parte de mis temores.
Michael actuó de la manera que menos creí
-¡¿Y yo qué!?- dijo en un perfecto golpe de voz, me tomó con fuerza y a la vez con delicadeza de la mano y me impulsó consigo, caminando con paso firme y acelerado, espantando todos mis pensamientos, dejándome perpleja e indefensa una vez más frente a el
-¿Qué dijiste?-. Quise coordinar mis pensamientos, saber que aquello no era una alucinación, tasqueó en un murmullo y continuó con su camino
-Oíste perfectamente, debes pensar… organizarte… hay algo en ti que no está bien- seguía impulsándome, maniobrando mis movimientos.
-no es bueno huir o hacer como que no existen tus temores, eso te encerrará en una cárcel que jamás se irá… vamos Evelyn… ¡Aun tienes tiempo de lograrlo!- se detuvo, soltándome, dejándome frente a mi casa, esperando algo de mí que desconocía.
Es cuando me di cuenta: quería solamente salvarme de algo que conocía perfectamente… ¿Qué acaso
Michael había pasado por lo mismo?. ¿Era eso lo que se escondía tras esa perfecta y hermosa mirada?, ¿a eso se referían los fugaces cambios de expresión que me dejaban un tejo de dolor y desesperación?
Michael tu… tu haz estado mucho más sólo que yo. No, no pude decirle lo que pensé, temía por su respuesta, temía por mí misma, por darme cuenta de lo ridícula que he sido últimamente.
Derramaba lágrimas en vano.
Nuevamente me había abierto los ojos ante una realidad que en cierto modo, no me gustaba en lo absoluto. El ser humano necesitaba aferrarse a algo… ¿Por qué me quería quitar aquello de lo que me aferraba?...
¿Qué era mala idea?
El chico, recordé al chico que desapareció.
Sí, quizás era mala idea.
-¿Y Nicolás Flamel qué?- cuestioné, reaccionando de pronto
-deja de preocuparte de temas superfluos por ahora, para opinar sobre los demás, debes estar totalmente centrada en ti…. Deja de ver el sucio en el ojo ajeno en vez de ver la viga que tienes en el tuyo.-
Y…. Corte.
Desapareció.
Entré a casa, dejando lentamente mi bolsa en el sofá, sentándome en el mismo y dejando caer mi cuerpo sobre el, ¿en que debía pensar en realidad?. ¿Alguien me puede enseñar como se supone que piensas en ti?.
Soy un mar de preguntas sin respuesta. Recordé de pronto a mis hermanos, la casa estaba muy silenciosa, y ellos debían estar allí… ¿Dónde estaban?. Subí escaleras arriba, oyendo murmullos, eran risitas de Katty y murmullos de los mayores; típicos de los hermanos mayores intentando callar a la traviesa hermana menor que les podría delatar.
Abrí la puerta de su habitación lentamente.
-¡Eve!- chillo aun entre risas la pequeña Katty, Petter y Jouliane voltearon de inmediato, escondiendo algo al quedar uno al lado del otro y con sus manos detrás de sus espaldas.
-¿Qué esconden?- interrogué riendo
-n-nada- dijeron a coro los tres
-¿seguro?- cuestione
-¡Nada Evelyn!- me volvieron a decir cual coral desafinada y graciosa.
-eso espero…- dije con una ceja alzada, mirándolos con determinación, esperando que no fuese nada malo.
Suspiré.
-¿tienen hambre?- cuestioné, pensando en hacerles de paso algo de postre, hace tiempo que no consentía a mis pequeños mostritos.
-Nopes…. Tranqui Eve, ¡Josh dijo que traería Pizza dentro de unos minutos!- me respondió Petter, las chicas asintieron
-¿Qué es esa manera de hablar jovencito?- repliqué, ellos rieron
-la mía…. ¡La de todos los chicos jóvenes!- ahora quien reí fui yo
-No soy tan vieja como crees….. ¿Cómo es eso que Josh traerá Pizza?- dije, en ese instante tocaron la puerta de el cuarto y mi primo estaba allí presente.
-¡hay Pizza y pastel!- exclamó, los ojos de los chicos brillaron, y obviando mi presencia allí, corrieron escaleras abajo esquivándonos a Josh y a mí. El me miró, y yo a el por consecuencia
-¿qué?- dije
-Tranquila….- entró a el cuarto y subió sobre la cama todos los cojines que estaban regados por el suelo junto a juguetes y libros –yo me encargaré de ellos, ya te toca salir, despejarte tu… ¡No hay problema!... ya en la tienda de antigüedades acabó la temporada de inventario, así que llegaré mas temprano….-
Entendí que intentaba dejarme hacer mi espacio, me acerque a el y le dí un abrazo, agradeciéndole todo lo buen primo, más que eso, todo lo hermano que había sido conmigo desde el principio. Aceptó mi abrazo para mi asombro
-eres muy terca- rió –y te haces la fuerte… eso es malo a veces, y no me gusta ver eso en mi hermana menor- si… así me decía desde que éramos niños, pude sentir que también le importaba a el, tanto como a mis hermanos… Tanto como a Michael… ¿Qué era a eso a lo que se refería?.
-ve, haz fotografías, lee, vive la vida… Olvida lo que te agobia- me soltó y se restableció
-¡Y No olvides que cuentas conmigo pequeña!- me tomó la cabeza como lo hace un padre a una hija… Ok, ya estaba haciendo algo que no hacía desde hace tiempo: meterse con mi baja estatura. Alcé una ceja, y como acostumbraba, golpeé su estómago y salí de allí riendo a carcajadas. Me sentí por unos segundos como aquella niña que corría por los pasillos peleando y haciendo travesuras con Jonathan.
Tomé mi sweater otra vez, viendo a los chicos peleándose por trozos de pizza y riendo a carcajadas. Llegué cerca en donde se encontraban, les di un beso a cada uno y me despedí tomando un trozo de pizza.
-¡Dejo a cargo a Josh!.- dije, todos gritaron afirmativamente y comenzaron su alboroto otra vez.
Ya afuera, sola, comencé a caminar y caminar, logré llegar a la ciudad, viéndola detenidamente, dejándome caer sobre uno de los sillones de la plaza... Contemplando el color grisáceo y natural de aquel cielo y como las calles eran tan oscuras a esas horas de la tarde. No había sol. Suspiré y haciendo un cuadro con mis dedos índice y pulgar de ambas manos, comencé a mirar todo mi entorno a través de ellos. La iglesia, plaza vacía, el sillón vació y oxidado de la plaza frente a mí, eran sitios esplendidos para tomar una fotografía.
Rayos, había dejado la cámara quien sabe en donde.
Enojada, me apoyé con ambas manos en el sillón y movía mis pies, adelante y hacia atrás, dejándolos flotar en el aire, desde debajo de el sillón hacia afuera. Rozando con el granito humedo de el suelo, despejando de esa manera mi mente. Llegó a mi una única verdad: quizás la fotografía no era lo mío. Nunca había sido capaz de mantener como es debido una cámara y no creo que eso cambiase, yo mas que nada sabía lo importante que era una cámara para un fotógrafo, eso era como su misma comida o algo así. ¿Cómo es que mi mente se preocupó por cosas diferentes?. ¿Cómo es que mi mente sólo se centraba en mis hermanos, lagrimas…. Michael?. Volví a suspirar.
-debo hablar con… con…- dije recordando a la mujer que quizás me daría trabajo, me di cuenta de que desconocía su nombre, maldije entre dientes, ¿Cómo es que yo era tan condenadamente distraída? –bueno, como sea que se llame, debo decirle que no le entregaré nada- ni aunque lo intentase, lo lograría, ya quedaban para ese plazo solo unos 5 días… Me levanté con decisión, concentrada en mis disculpas y en mi nueva solución, no era justo dejar los gastos de la casa a Jonathan, y no pretendía depender de la tía Ruth, no, de ella menos que nadie.
Mi petulancia quizás era lo que salía a flor de piel.
Caminé con paso firme y apresurado por la acera, hasta que logré ver un túmulo de gente, sin entender muy bien que era lo que sucedía me detuve, noté entonces que estaba frente a él “auditorio” de la alcaldía de la ciudad, aparte de el montón de gente había una tarima: constaba de un podio de madera perfectamente pulida, detrás de todo el escudo de el pueblo y dos enormes cornetas que de seguro, serian las responsables de dejar a los cuatro vientos las fanfarronadas de quien intuía iba a estar presente allí.
Pronto subió a quien más aborrecía en esos instantes: el hipócrita alcalde de la ciudad.
-estamos reunidos aquí, para resolver el mayor problema de todos- dijo sin siquiera saludar mientras todos lo aplaudían sin cesar –Debemos encargarnos de el “Maestro” o mejor dicho, de Michael Jackson, el mayor de los problemas de esta ciudad- terminó, y yo no lo podía creer
¿Qué es lo que quería insinuar?.
"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar"
2 Butterflies*:
en este capitulo sentí mucho apoyo hacia eve, ella tiene tal vez su cabeza muy enmarañada, pero Michael queria que reaccionara, tal vez alla algo o mucho de lo que pasa a ella que a él le paso pero lo ire descubriendo conforme pase la historia, y su primo muy comprensivo, la dejo que saliera y se disipara un poco, pero ese alcalde ¿que tiene que hablar?.. pero si michael no hace nada malo, y veo que este tipo de cosas suceden a diario, por algo que la gente no conoce o no quieren investigar, les da miedo y mejor tratan de deshacerse de ello, lo desconocido no es sinonimo de malo, que sucedera?
excelente!!!
hasta me hiciste reflexionar..
=D
Siento no haber comentado en los demas capitulos, pero me atrase jeje...la verdad es q tu historia me gusta cada vez mas, me encanta Michael, tan misterioso, tan bello! ^^ O_o ese alcalde ¬¬ que demonios le pasa? Michael es lindo e.e ¬¬ mas vale q no haga nada malo ¬¬ jaja muy buena! bss! Peace out
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