Alien... I Need U Love: XIV

"Sólo el amor nos permite escapar y transformar la esclavitud en libertad."

Paulo Coelho.

Oscuridad, cálida y dulce oscuridad. Me abraza y sube sobre las nubes más altas de el cielo, ¿Qué está sucediendo? Es una sensación descomunal.  Aspiré una gran cantidad de oxigeno de pronto, llenando mis pulmones de un delicioso y muy conocido olor. Poco tiempo después, pequeñas caricias en mis mejillas hacían desfilar entre mis extremidades olas eléctricas y erráticas, aquella piel suave y tersa que se encargaba de delinear cada uno de los rasgos de mi rostro acariciaba mis mejillas con gran insistencia peinando los mechones de mi cabello, llevándolos a su lugar.

Podía sentir como los sentidos comenzaban a despertar, estaba retornando de un sueño profundo, oía murmullos, de una dulce y seráfica voz:

“I Wanna spend, time till it ends, I wanna fall with you again…. Like with did when we first met, I wanna fall with you again… “

Michael, Michael, Michael, ¿qué haces?... ¿que no entiendes que me duele mucho?. Me subes a el cielo, y temo caer. Abrí lentamente los ojos, notando poco a poco mi alrededor, viéndome desplomada sobre el sofá de su enorme mansión, con una cobija blanca encima y sus brazos en mis hombros, mientras el mismo responsable de las mariposas en mi estomago estaba a mi lado, murmurándome la melodía de una hermosa canción.

-¡Qué bueno que despiertas dormilona!- me dijo, hablando bajito, sólo a mi y a nadie mas. Pellizcó sutilmente mi mejilla como si se tratase de la mejilla de una niñita

-¿Cuánto… tiempo…?- aun estaba adormilada, no lograba coordinar bien mis preguntas, froté mis ojos

-no lo sé….. ¿tres horas?- respondió

-¿¡Qué!?- grité exaltada, completamente avergonzada. Lo vi sonreír para mi sorpresa -¡no te burles!- dije con una mejilla inflada

-no lo hago- dijo –duermes de una manera muy tierna - enrojecí como un tomate, se los aseguro

-eso espero…- me crucé de brazos, haciendo caso omiso a aquella ultima oración, logré divisar los crepúsculos justo en frete de nosotros, atardecía de una manera hermosa, esos desfiles de colores eran sensacionales, sin embargo algo en mi inquietó, ¿crepúsculos a esta época de el año?. Nunca ha salido el sol. Recordé aquel relato que me decía mamá: “Cuando los crepúsculos aparecen sin sol, quiere decir que es una señal, de que todo estará bien, aunque creas que no lo estará”. Recuerdo que aquella vez le pregunté: “¿Qué los ocasiona?” sonrió y me dijo que la respuesta estaba en mi corazón.

Miré a Michael, que también miraba los crepúsculos,

-Michael…. ¿hay…. Habitantes en las nubes?- pregunté como una niñita temerosa de la respuesta, viró su vista hacia mí

-¿Qué?- rió a carcajadas, reía y reía,  y yo cada vez más me sentía como una idiota

-está bien, está bien, mala pregunta, estúpida, lo sé- oculté mi rostro detrás de las sabanas, aun avergonzada

-no, no es eso… Mírame…. ¡Mírame!- apartó de mi cara la sabana –vamos pequeña, es que siempre has sido tan…. “madura” que hasta a veces me siento como un… niño- pude sentir que se avergonzaba al igual que yo, lo miré con una ceja alzada

-¿niño?- cuestioné

-sí, esa clase de preguntas no son frecuentes en ti.- dijo, y pensó muy bien en su respuesta. Miraba hacia las nubes, como si quisiera comprobar mi repentina y extraña pregunta. Observaba tan detenidamente, que llegué a creer que vio enserio habitantes allí

-si…- dijo virando su vista hacia mi

-¿si, qué?- dije confundida

-si los hay, ven, mira- me levantó como lo hace cualquiera con cautela al coger una muñequita de cerámica, me acercó a la ventana y señaló las nubes –mira, allí viven las hadas de las nubes-, mire hacia el cielo –ellas cantan con los pájaros cuando amanece cada día- seguía relatando

-¿y cómo crean el crepúsculo sin la luz solar?- pregunté interesada, inmersa entre aquella belleza que estaba a mi lado, no sabía si entendía lo que me decía o simplemente observaba su rostro

-con su magia Evelyn….- me dijo, como regañándome –vamos… tú sabes que es lo que hacen- me miró exigiéndome decirle aquello que creía desconocer

-¿yo?-

-si… usted… vamos… ¡Lee el lenguaje de tu corazón!- posó su mano en mi pecho, justo sobre mi corazón. 

Temí por mí, se daría cuenta del latir acelerado de mi corazón. Se quedó callado, con su mano en mi pecho, mirando hacia un punto de el lugar que no supe identificar. Hasta de que pronto me miró a los ojos, serio, se agachó levemente y posó su cabeza en el lugar que reposaba su mano, oyendo mi corazón acelerado.

Se quedó allí por un tiempo que no logré nivelar.

Sus manos rodearon mi cintura, lenta y delicadamente. Aferrándome contra su cuerpo, escondiendo su cabeza entre mi cuello y mi pecho, ahogándome en su endemoniante olor. Caímos a el suelo de rodillas, mientras me tomaba con firmeza y decisión.

Mentiría si dijese que quería que me soltara, aunque no entendía lo que sucedía no me importaba, podía sentir su respiración en mi cuello otra vez,  sus suspiros se reflejaban en mí, haciendo sonrojar mas mis mejillas, sintiendo mi cuerpo temblar de manera incontrolable, cerré mis ojos, tratando de detener las traviesas lagrimas que amenazaban con salir de ellos, ardían, al igual que lo hacía mi piel y corazón.

“Michael…. No me sueltes…. No lo hagas nunca, por favor, por favor” repetía en mi mente, con instancia, tratando de alguna manera que el escuchara mis pensamientos.  Aquello era simplemente imposible, sin embargo era algo que quizás me sacaría de aquel miedo que atacaba cada fibra de mi ser. Temía que todo 

fuese un error.

-Michael…- murmuré, el sólo me aferró con mas fuerza a él. Escondiendo cada vez mas su rostro en mi cuello, hundiendo su cabeza en mi hombro, paseando sus manos en mi cintura y haciéndose dueño de ella. Con torpeza y lentitud acerqué mis brazos a su espalda, con miedo de su reacción, no obstante, siguió con su acción.

Todo me daba vueltas, las mariposas en mi estomago se triplicaban al pasar de los segundos, y no sabía si estaba en el suelo o en el techo.

Mi tiempo se detuvo.

Un fuerte golpe, y una ráfaga de viento trajo un mensaje, alguien más está en la mansión. Michael me soltó, y me miró con un sentimiento que quise desaparecer de allí: ¿te estás despidiendo Michael?.

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Gracias nuevamente, disculpen lo corto, espero les guste el video... y bueno, las quiero muuuchooo!!
Gracias por comentar mis capitulos :).

"El Único Obstáculo entre tu sueño y tú es: El Miedo a Fracasar"